20 ª TERTULIA LITERARIA
Sábado 13 de julio de 2013
CARTA DE UNA DESCONOCIDA, de Stefan Zweig
El autor pone de relieve las cualidades que le han convertido en uno de
los autores más apreciados por todos los públicos: humanidad, ternura,
dramatismo y apasionante interés. Cartas a una desconocida es una de sus
mejores novelas. Este volumen contiene además dos novelas cortas,
Leporella y El refugiado, del prestigioso escritor austriaco.
"Sólo
quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que
conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste.
Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que
darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos
sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería
esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes
esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí
su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la
última hora."
STEFAN ZWEIG, nació en Viena, Austria, el 28 de noviembre de 1881, y
falleció en Petrópolis, Brasil, el 22 de febrero de 1942. Criado en una
familia judía acomodada, se licenció en la Universidad de Viena,
doctorándose en Filosofía. Su origen judío lo obligó a alejarse de su
hogar al comenzar la Segunda Guerra Mundial, pero nunca fue
particularmente religioso ni era simpatizante del movimiento sionísta.
De mentalidad pacifista, su postura anti-belicista queda explícita en su
obra Jeremías, una pieza teatral que denunciaba la
Primera Guerra Mundial. Además del teatro, Zweig escribió novela, poesía
y ensayo, aunque posiblemente sea más conocido por sus biografías,
especialmente las de María Estuardo y Erasmo de Rotterdam. Escribió
también una autobiografía en 1941, El mundo de ayer. Se
le considera uno de los escritores más significativos del periodo de
entreguerras. Tras su exilio en 1934 debido a la ocupación nazi, buscó
una nueva residencia en Gran Bretaña, Estados Unidos y finalmente
Brasil, donde falleció. Su frustración ante lo que consideraba el
fracaso de la cultura europea lo empujaron a la desesperación,
suicidándose junto con su segunda esposa Lotte (Charlotte Elisabeth
Altmann) en Petrópolis.