ACLARACIONES
33ª TERTULIA LITERARIA - ENCUENRO CON EL AUTOR
JOSE LUIS CORRAL
Sábado 25 de junio de 2016
Por JOSE MARIA SAMPER CALVETE
ACLARACIONES
Dado que todo fue bastante rápido al juntarse dos
presentaciones y dado que algunas cuestiones quedaron muy en el aire, me ha
parecido conveniente hacer algunas aclaraciones.
- La familia de Jesús
Tanto en el libro del peregrino como de hecho en los evangelios aparecen varias
veces los hermanos de Jesús. Sigue
siendo una cuestión abierta.
1. A favor
Jesús tuvo hermanos de sangre. Aparece en Mc 3,32.35 y sobre
todo en Mc 6,3, donde se nombras a sus hermanos: Santiago, José, Judas y Simón
y sus hermanas. Lo recogen igualmente Mt 12,46-50 y Mt 13,53-58 y Lc 8,19-21 y
Lc 4,22, muy abreviado. Mención aparte merece Santiago, el hermano del Señor
citado en Gal 1,19., Las habladurías de la gente mencionadas en la escena de Mc
6,3 podrían confirmar esta postura.
2. En contra
1. El problema se complica porque en el momento de la
crucifixión y a la hora del embalsamar a Jesús en la resurrección el evangelio
de Marcos cita a 3 Marías que acompañan a Jesús. Una de ellas es nombrada como
“María, la madre de Santiago el menor y de José” ( Mc 15,40). Ver también Mc
15,47 María, la de José y Mc 16,1
María, la de Santiago. Los estudiosos de la Biblia ( exégetas) creen que es muy
improbable que esta María sea la madre de Jesús, porque si lo fuera la hubiera
llamado “su madre” como de hecho lo hace en Mc 3,32.35 y en Mc 6,3. Además, los
dos nombres citados en la cruz Santiago y José aparecen entre los 4 hermanos
citados en Marcos 6,3. Por lo cual es muy probable que no se trate de hermanos
de sangre sino de parientes.
2. El Nuevo Testamento está escrito en griego. “Hermano”
(“adelphós” en griego) recoge un término hebreo y arameo. El término hebreo
“ `ah” ( y arameo “ `aha` “) es muy amplio y puede significar según el
contexto hermano de sangre, prójimo, compatriota y pariente. Por lo que, en el
caso que nos ocupa, podría perfectamente significar parientes en lugar de hermanos
de sangre.
2. Concepción virginal de María
Si María ha tenido más hijos, qué pasa con la concepción
virginal de María. De entrada, la concepción virginal de María se refiere a que
fue fecundada sin la intervención de un hombre. Lo fue de modo milagroso o
misterioso por la acción creativa de Dios, el Espíritu Santo. Todos los autores (católicos y protestantes)
partidarios de que Jesús tuvo hermanos de sangre creen que la concepción de
Jesús no fue obra humana sino divina. O sea respetan la concepción virginal de
María. Además, fuera del evangelio de Mateo y de Lucas ya no se encuentra para
nada el tema de la concepción virginal
de María a lo largo de todo el Nuevo Testamento. Es a partir
del siglo II d. C. cuando en la iglesia primitiva empezó a tomar auge la
concepción virginal de María.
Los evangelios de Mateo y Lucas son muy escuetos y sobrios,
especialmente Mateo. En todo caso, en
la mención de Lucas de que “El Espíritu Santo bajará sobre ti y te
cubrirá con su sombra” (Lc. 1,35) no hay la más mínima alusión a una unión
sexual. Son términos que quieren expresar que Jesús va a entrar en la historia
humana por medio de la actuación del Espíritu creativo de Dios sobre María.
Es bueno indagar el motivo de la concepción virginal. Los
cuatro evangelios se escribieron para tratar de responder a las necesidades y
problemas de los primeros cristianos. El primer evangelio escrito es el de
Marcos (68-70 d.C.), luego el de Mateo ( 80-85 d.C.), seguido por el de Lucas (
85-95 d. C.) y rematado por el de Juan ( 90-100 d.C.). A este respecto, es
cierto lo que dijo José Luis Corral de que los originales de todos los
evangelios se han perdido, sólo tenemos copias de éstos aparecidas a lo largo del siglo segundo y
demás siglos.
La novedad de todo evangelio está recogida en la primitiva
predicación cristiana recogida por el libro de Los Hechos de los Apóstoles
10,37-41 “ … empezando por Galilea,
después de que Juan predicara el
bautismo. Jesús que pasó la vida haciendo el bien y curando a los oprimidos por
el diablo … lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer
día”. Con otras palabras. Dios ha querido revelar poco a poco toda su realidad
con la llegada a la tierra de Jesús, con su vida ( hechos y enseñanza), su
muerte en la cruz y su resurrección. Y
es justamente en y con la resurrección donde Jesús termina de revelarse como
Hijo de Dios ( Ver Rom. 1,1). A grandes rasgos esto es el evangelio de Marcos
en pequeño.
Los primeros cristianos reflexionando y madurando poco a poco su fe con los problemas a los
que se iban enfrentando (oposición del judaísmo, el paganismo de corte
helenista y la sociedad del imperio romano) llegaron a esta conclusión. Jesús,
una personalidad tan singular y única por su vida y especialmente por su
resurrección, obra de Dios, no sólo ha sido obra humana por el vientre de
María, sino también y sobre todo obra de Dios desde su concepción. Así es como nacieron los relatos de la infancia
de Mateo y de Lucas. Las fuentes de estos relatos son otra historia y otro
problema. Hay muchas teorías: desde los secretos de la familia de Jesús,
bastante difícil, hasta los modelos ya hechos del nacimiento de grandes
personajes (p.e. Moisés en el Antiguo Testamento o Juan Bautista en el
evangelio de Lucas), que es lo más probable.
3. Existencia
histórica de Jesús
La mención de la existencia histórica de Jesús es bastante
escasa. Sólo hay dos fuentes. Primero el historiador judío Flavio Josefo
afincado en Roma. Flavio Josefo (37-100 d.C.), en su obra “Antigüedades judías”, escrita en los años 74/75, alude a Jesús
(Ant. 18,63) a su persona, a sus milagros, crucifixión y resurrección. Pero
este texto es muy dudoso, como recordó José Luis Corral, por ser una
reelaboración cristiana. Sin embargo, en Ant. 20,9 que informa sobre la muerte
de Santiago, el hermano de Jesús, y que fue apedreado por orden del Sanedrín
(año 64 d.C.) es un texto más fiable y seguro.
La segunda fuente son tres testimonios romanos. Los 3 son
historiadores: Suetonio ( 76 d.C.), Tácito (56/57-117 d.C.) y Plinio el Joven
(61/62-113 d.C.). Los tres se conocían y mantenían buenas relaciones. El más
fiable y mejor escritor es Tácito. Plinio, por su riqueza y posición (senador y
gobernador de Bitinia, actual norte de Turquía) es una fuente de primera mano
bastante sólida.
Suetonio, en su obra “Los
12 Césares”, en la vida de Claudio (10 a.C-54 d. C.) alude a los judíos
expulsados de Roma, excitados por un tal Chresto que provocaba turbulencias.
Probablemente se refiere a un griego que se hizo judío y excitaba disturbios en
Roma (Vida de Claudio, 25,4). En la
Vida de Nerón ( 37 d.C.-63 d.C.), sin embargo, habla de los excesos cometidos
por Nerón (represión, castigo, racionamiento en las tabernas …), y entre estos
desmanes nombra a “Los cristianos, clase de hombres llenos de supersticiones
nuevas y peligrosas, fueron entregados al suplicio” (Vida de Nerón 16,2).
Tácito, en cambio, es más preciso en los desmanes de Nerón.
Debe advertirse además que la duda a
nivel textual, a diferencia de lo que
apuntaba José Luis Corral, gira en torno a la palabra “Cristianos” o
“Crestianos” en lugar de la palabra “Cristo”, donde no hay ninguna duda
textual. “… Nerón presentó como culpables y sometió a los más rebuscados
tormentos a los que el vulgo llamaba cristianos, aborrecidos por sus
ignominias. Aquel de quien tomaban el nombre, Cristo, había sido ejecutado en
el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato …la execrable
superstición, momentáneamente reprimida, irrumpía de nuevo no sólo por Judea,
origen del mal, sino también por la Ciudad …El caso fue que se empezó por
detener a los que profesaban abiertamente su fe… y resultaron convictos no
tanto de la acusación del incendio cuanto de odio al género humano. Pero a su
suplicio se unió el escarnio, de manera que parecían desgarrados por los perros
tras haberlos hecho cubrirse con pieles de fieras, o bien clavados en cruces … eran quemados de manera que sirvieran como
iluminación durante la noche… Por ello, aunque fueran culpables y merecieran
los máximos castigos, provocaban la compasión no por el bien público, sino por
satisfacer la crueldad de uno solo”, (Anales 15,44, 2-8).
Plinio el Joven, en su “Epistolario”
carta 96,1-10, siendo gobernador de Bitinia y el Ponto, actual norte de
Turquía, escribe al Emperador Trajano ( 98-117 d.C.) por las dudas que tiene
ante las denuncias recibidas de personas que no prestan el culto debido a los
dioses y al emperador. De la carta se deduce que las denuncias provienen de los
carniceros, por la pérdida de ventas, ya que la carne había sido ofrecida previamente a los dioses (96,10).
Ejecuta a quienes se mantienen en su fe,
admirando su constancia y contumacia (
“ he ordenado ajusticiarlos … ese fanatismo y esa intransigente obstinación
--después de haberles preguntado tres veces—merecían la muerte” 96,3). A los
que se retractan (apóstatas) tiene dudas de la concesión del perdón, aunque les
deja en libertad ( “Así, he tenido las más serias dudas sobre si…A los que han
negado ser o haber sido en algún momento cristianos … a éstos he creído que
debía dejarles en libertad” 96,2.5). Los cristianos aparecen citados a lo largo
de la carta 9 veces sin ninguna duda textual ( 96,1.2 ter.3.5 bis.6 bis). La
carta fue escrita probablemente el año 111 d.C. Llama la atención 3 detalles.
De un lado, la gran cantidad de gente que profesa la fe cristiana (“muchas
personas de todas edades … han sido ya procesadas, y muchas otras lo serán igualmente
…no se ha extendido únicamente por las ciudades … también por los pueblos y el
campo “ 96,9). De otro lado, Plinio duda si el motivo del castigo
es ya el nombre de cristiano o bien los
crímenes implícitos en él, esto es, rebeldía a las leyes establecidas por
Roma ( “Así, he tenido las más serias dudas … en fin, sobre si se
castiga el nombre mismo de cristiano, incluso en ausencia de cualquier tipo de
crímenes, o si lo que se castiga son los crímenes implícitos en dicho nombre”
96,2). Por último, se citan varias prácticas de los primeros cristianos como la
reunión matutina (con cantos alternos) y vespertina (el ágape y/o la
eucaristía) y la veneración de Cristo como dios (“ entre ellos un himno en
honor de Cristo, como si de un dios se tratase …” 96,7). Hay otros aspectos
interesantes que no vienen al caso tratar.
Para mayor información y detalle pueden consultarse los últimos o más
recientes comentarios de los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas de las
editoriales Sigueme, Verbo Divino y Cristiandad. Para la
cuestión de la existencia histórica de Jesús puede consultarse cualquier
biblioteca nacional sobre autores latinos, incluido Flavio Josefo.